3 de agosto de 2014
En la anterior entrada al blog, establecimos los motivos para realizar una rehabilitación energética en nuestra casa, pero ¿cómo afrontamos la rehabilitación energética de nuestra vivienda?
Según indica el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, en la Planificación energética indicativa, se prevé que en España el porcentaje de consumo de energía para uso residencial y servicios sea del 30% del total de la energía consumida. De ellos, aproximadamente un 20% serán usados en nuestras viviendas.
Que un 20% del consumo sea destinado a la vivienda, se puede interpretar como un dato sin darle ningún tipo de importancia. Además, la dependencia energética de España es superior al 80%, lo que hace a nuestro país estar muy por encima de la media de dependencia energética europea que se sitúa en el 54%.
Quizás, conociendo que la dependencia energética en España es casi total, empecemos a plantearnos que destinar un 20% del consumo energético en nuestras viviendas, es un porcentaje elevado.
La manera en la que están construidas nuestras viviendas, influye bastante en el consumo energético de las mismas.
Atendiendo a la normativa existente en el momento de la construcción de la vivienda, se puede suponer cual es su tecnología constructiva y la existencia o no de los materiales aislantes.
La tipología constructiva se puede dividir en tres épocas distintas atendiendo a la normativa de construcción existente, la primera es la anterior al 1981, otra que discurre desde el 1981 hasta el 2007, y finalmente desde 2007 hasta la actualidad.
Podemos suponer, que en las viviendas construidas con anterioridad a la NBE-CT-79 (antes de 1981) los cerramientos están formados con una hoja de fábrica y sin el uso de ningún tipo de aislante. Durante el tiempo que estuvo en vigor la norma básica (desde el 1981 hasta 2007) se empezó a usar aislantes en las viviendas y era más usual encontrarse cerramientos de doble hoja con cámara de aire. La entrada en vigor del Código Técnico de la Construcción, supuso una revolución en la aplicación de materiales aislantes y de sus espesores, protegiendo la limitación de la demanda energética del edificio.
El parque inmobiliario en España, según el Ministerio de Fomento, es algo superior a 25 millones de viviendas. El boom inmobiliario español se produjo durante el periodo del 2000 al 2005, construyendo las viviendas bajo la normativa antigua. Además, otra gran cantidad de las viviendas existentes se edificaron a finales de los 70, en pleno ensanche de las ciudades.
Por tanto el parque inmobiliario, que según estudios recientes tiene una edad media de 30 años, cuenta con un sistema aislante ineficaz, o simplemente no dispone de él.
Hoy en día el consumo energético de nuestra vivienda se destina en conseguir situaciones de confort. Principalmente, los gastos mayoritarios se centran en la climatización, ya sea refrigeración o calefacción, y rondan el 45% del consumo; y en la producción de agua caliente, que suponen un 20% del total.
El objetivo principal de la rehabilitación energética es disminuir las demandas energéticas del edificio.
Pero, ¿qué es la demanda energética?, según el Código Técnico de la Edificación, es la energía necesaria para mantener en el interior del edificio unas condiciones de confort definidas reglamentariamente en función del uso del edificio y de la zona climática en la que se ubique.
Para la reducción de la demanda energética se realiza actuaciones de mejora en:
- Fachadas.
- Cubiertas.
- Huecos.
- Instalaciones solares (fotovoltáica y solar térmica).
- Instalaciones de alta eficiencia energética.
- Otras.
Esto no significa que haya que afrontar todas las medidas. Será necesaria la labor de un técnico para que estudie cual de ellas tomar, teniendo en cuenta los medidas más urgentes que tomar, las necesidades a cubrir y el presupuesto disponible. El técnico idóneo es el arquitecto técnico, debido a su gran conocimiento en los materiales de construcción y a su capacidad para gestionar los presupuestos en una obra.
En las siguientes entradas del blog, analizaremos las actuaciones más usadas en cada ámbito de actuación, dependiendo de la tipología del cerramiento, de la ubicación de la vivienda y del presupuesto disponible.
leer más4 de julio de 2014
La semana pasada comenzamos con una serie de entradas dedicadas a las energías renovables y su uso en una vivienda, y hablamos de la energía geotermica. Hoy queremos trata la energía de la biomasa.
Se considera biomasa a un combustible procedente de cualquier fracción biodegradable de productos y residuos de origen biológico procedente de residuos agrícolas y ganaderos, de residuos forestales, así como la fracción orgánica de los residuos industriales y municipales.
Cuando la biomasa se procesa para uso energético se convierte en un biocombustible, que puede ser sólido (astilla, pellets o pequeños cilindros de madera triturada y prensada, hueso de aceituna limpio, etc.), líquido (biocarburantes líquidos, como biodiésel o bioetanol) o gaseoso (biogás o gas de síntesis).
Por sus características, la biomasa es una de las energías renovables con mayor potencial de desarrollo en España, existe gran cantidad de biomasa aprovechable para la generación de energía de un modo eficaz y económico.
Su contenido energético puede aprovecharse a través de diferentes procesos de transformación para obtener energía útil en sus diversas formas:
El combustible habitual en España son virutas, serrines, cortezas en la industria de la madera, y cáscara de piña, hueso de aceituna o cáscara de almendra en las comarcas donde se generan (biomasas mediterráneas).
Centrándonos en nuestra comunidad, Andalucía cuenta con un elevado potencial de biomasa procedente en gran parte del cultivo del olivar e industrias relacionadas (fundamentalmente en las propias industrias del aceite de oliva), así como para calefacción en edificios y climatización de piscinas. También con estos usos se aprovechan, en menor medida, los restos de invernadero y otras maderas.
En 2012, la biomasa aportó en Andalucía el 50% del consumo de energía primaria procedente de fuentes renovables.
A continuación se incluye un cuadro comparativo de precios de energía. Se indica el precio de la tonelada, la humedad media y la capacidad calorífica para tener valores de referencia comparables. La capacidad calorífica de los biocombustibles secos es muy parecida. La diferencia radica fundamentalmente en la humedad del combustible, que es variable incluso dentro del mismo tipo de combustible.
Combustible |
Precio | Hum | Capacidad calorífica (PCI) | Coste del combustible €/MWh | Eficiencia Estacional |
Precio Energía €/MWh |
Astilla de madera |
80 €/tm |
25 % | 3,85 MWh/tm | 20,78 | 75 % |
27,71 |
Pellet de madera |
175 €/tm |
8 % | 4,85 MWh/tm | 36,08 | 75 % |
48,11 |
Hueso de aceituna |
120 €/tm |
14 % | 4,4 MWh/tm | 27,27 | 75 % |
36,36 |
Cáscara de almendras |
120 €/tm |
14 % | 4,4 MWh/tm | 27,27 | 75 % | 36,36 |
Otros combustibles: |
||||||
Gasoil |
0,78 €/l |
10,14 MWh/l | 76,92 | 75 % |
102,56 |
|
Propano |
1,03 €/kg |
12,88 MWh/kg | 79,97 | 80 % |
99,96 |
Es esencial para el adecuado funcionamiento del sistema de calefacción con biomasa que la calidad del combustible se corresponda con los requerimientos de la caldera.
No todas las biomasas son combustibles iguales y las calderas están diseñadas para un combustible con unas especificaciones determinadas.
30 de junio de 2014
Si algo bueno tiene la situación actual económica, es que se va tomando conciencia sobre los recursos, de ahí que empiecen a ser comunes los términos de Arquitectura Sostenible, Eficiencia Energética, Energías Renovables,… Si bien es cierto, que este despertar en parte viene obligado por el Objetivo 20/20/20 de la Unión Europea.
El Certificado LEED, que procede de Leadership in Energy & Environmental Design, es un sistema que certifica el nivel de sostenibilidad de un edificio; y fue desarrollado en 1989 por el US Green Building Council.
LEED es un sistema de certificación de edificios sostenibles que permite a un agente independiente analizar y verificar que un edificio o comunidad ha sido diseñado y construido utilizando estrategias dirigidas a mejorar el rendimiento de todos aquellos parámetros que más influyan en la reducción del impacto medioambiental.
Es un sistema voluntario, que mide entre otras cosas el uso eficiente de la energía, el agua, la correcta utilización de materiales, el manejo de los residuos de la construcción y la calidad del ambiente interior en los espacios habitables.
La certificación LEED es aplicable a toda clase de edificios, incluidos los de nueva construcción o grandes remodelaciones: edificios construidos, interiores comerciales, núcleo y envolvente, escuelas y viviendas, sistemas LEED para el desarrollo de vecindarios, comercios y centros sanitarios (actualmente en fase piloto). Hasta la fecha hay más de 1.300 millones de metros cuadrados de espacio construidos reconocidos bajo el sistema LEED.
Para que un proyecto pueda ser certificado bajo las exigencias LEED, es importante que desde la fase de proyecto sean consideradas los requisitos aplicables, además de que todos los agentes presentes en el proceso constructivo estén bajo la misma motivación. Esto permitirá articular de mejor manera las metas u objetivos planteados y lograr así un mejor nivel de certificación.
Existen cinco requisitos medioambientales en las que se centra la certificación:
Sitios Sustentables
Esta categoría aboga principalmente por definir correctos criterios de emplazamiento de los proyectos, por la revitalización de terrenos subutilizados o abandonados, la conectividad o cercanía al transporte público, la protección o restauración del hábitat y el adecuado manejo y control de aguas lluvias en el terreno seleccionado.
Eficiencia en el Uso del Agua
Favorece el uso racional del agua, tanto en interior como en el exterior. La reducción en el uso de agua se logra principalmente con elementos eficientes en interiores (como grifos, urinarios, etc.), y con un diseño paisajístico y una buena gestión del agua en el exterior.
Energía y Atmósfera
En esta categoría se debe cumplir con los requerimientos mínimos del Standard ASHRAE 90.1-2007 para un uso eficiente de la energía que utilizamos en nuestros proyectos, para esto se debe demostrar un porcentaje de ahorro energético (que va desde el 12% al 48% o más) en comparación a un caso base que cumple con el estándar. Además, se debe asegurar en esta categoría un adecuado comportamiento de los sistemas del edificio a largo plazo.
Materiales y Recursos
Aquí se describen los parámetros que un edificio sustentable debiese considerar en torno a la selección de sus materiales. Se premia en esta categoría que los materiales utilizados sean regionales, reciclados, rápidamente renovables y/o certificados con algún sello verde, entre otros requisitos.
Calidad del Ambiente Interior
Se puntualiza los parámetros necesarios para proporcionar un adecuado ambiente interior en los edificios, una adecuada ventilación, confort térmico y acústico, el control de contaminantes al ambiente y correctos niveles de iluminación para los usuarios.
Innovación en el Diseño
Esta categoría permite plantear algún tema que no esté considerado dentro de los parámetros de la certificación y premia la creatividad del mandante y su equipo de diseño.
Cada una de estas categorías se compone de una serie de prerrequisitos y créditos que deben ser cumplidos.
Los prerrequisitos son obligatorios, si el proyecto no cumple alguno de ellos no podrá ser certificado. Luego, dependiendo de la cantidad de créditos aprobados se asigna la cantidad de puntos totales logrados por categoría. Se pueden conseguir hasta 106 puntos que se dividen en:
Sitios Sustentables – 24 puntos
Eficiencia en el Uso del Agua – 11 puntos
Energía y Atmósfera – 33 puntos
Materiales y Recursos – 13 puntos
Calidad del Ambiente Interior – 19 puntos
Innovación en el Diseño – 6 puntos
Dependiendo el número de créditos el certificado se divide en:
40 a 49 puntos - LEED Certified
50 a 59 puntos - LEED Silver
60 a 79 puntos - LEED Gold
80 o más puntos - LEED Platinum
Existen diversos tipos de certificación LEED dirigidos hacia el uso que puede tener un edificio verde. Dentro de la evaluación del proyecto, se define en primera instancia que sistema de certificación se adecúa a ese proyecto específico. Dentro de los sistemas importantes encontramos:
LEED NC: Nuevas construcciones (New Construction).
LEED EB: Edificios existentes. Funcionamiento y mantenimiento (Existing Building).
LEED CI: Interiores comerciales. Remodelación (Comercial Interiors).
LEED CS: Fachadas y estructuras (Core & Shell).
LEED H: Viviendas (Home).
LEED ND: Desarrollos de urbanismo (Neighborhood Development).
Según datos publicados por la Fundación Vida Sostenible: “Disponer de la certificación Leed garantiza que los inmuebles van a ahorrar entre el 30% y el 70% de energía respecto a los convencionales. En el uso del agua los ahorros se sitúan entre el 30% y el 50%, y el coste de los residuos baja entre el 50% y el 90%. Las emisiones de CO2 se reducen un 35%.
Según el Consejo de Construcción Verde en España, “el porcentaje medio de incremento de costes, que se corresponde con un edificio certificado en el nivel plata, es de no más de 1,8% del presupuesto total de construcción, aunque en algunos casos el coste ha sido cero, aseguran. Además maximiza a partir del tercer año, con tasas de retorno anual de entre el 25% y el 40%”.
Atendiendo a esto, nos hace pensar que la mayor ventaja es el ahorro energético que produce un edificio certificado como sostenible, y las tasas de retorno elevadas; pero no es solo el aspecto energético lo que hace rentable una certificación LEED, sino que además aporta un valor añadido de marca, es decir un incentivo de marketing necesario para diferenciarse de la oferta constructiva de otras empresas que lideran el sector.
Uno de los mayores inconvenientes que existen en el proceso de certificado LEED es que su certificación se adecua al cumplimiento de normativas americanas como ASHRAE/IESNA, ANSI o ASTM. Esto es debido a que este sistema fue inicialmente concebido en Estados Unidos, pero debido a su éxito se ha ido extendiendo a otros países.
leer más27 de junio de 2014
En la entrada de hoy de nuestro blog queremos realizar un pequeño acercamiento a una de las energías renovables que están introduciéndose en nuestro territorio: La Energía Geotérmica.
La energía geotérmica es una fuente renovable y limpia. Está basada en intercambiar la temperatura constante a la que se mantiene el subsuelo por efecto del calor que le transmite la radiación solar. Es una tecnología plenamente desarrollada con éxito en Europa y Norteamérica.
Las bombas geotérmicas incorporan un módulo que permite invertir el proceso, logrando la refrigeración de la vivienda mediante suelo radiante o fan-coils, ya sea mediante frío pasivo o frío activo, con una única instalación. Además, al mismo tiempo que se está generando frío, las bombas de calor también son capaces de producir agua caliente sanitaria (ACS).
La Energía Geotérmica consiste básicamente en el aprovechamiento del calor que existe en el subsuelo, (a determinada profundidad, en torno a los 12 m., la temperatura del terreno permanece constante a 18º C aproximadamente). A partir de 100 metros de profundidad esta temperatura se incrementa unos 3º C; es lo que denominamos gradiente geotérmico.
Para poder servirnos del calor constante que retiene el subsuelo es necesario realizar una serie de perforaciones en el terreno. La profundidad de estas perforaciones, de entre 10 y 15 centímetros de diámetro, dependiendo de las dimensiones del espacio a climatizar, del terreno disponible para la ejecución del campo de sondas y de las condiciones geológicas del mismo. Este sistema de perforaciones tiene un rendimiento elevado puesto que el intercambio se realiza a una profundidad de entre 50 y 100 m.
A lo largo de cada perforación se colocan las sondas geotérmicas en las que se produce el intercambio de calor, consistentes en un tubo, generalmente de polietileno, lleno de líquido. Habitualmente este fluido circulante es agua o bien una solución salina con una sustancia anticongelante, con el objeto de impedir que el fluido solidifique si se dieran bajas temperaturas en la superficie del suelo. El líquido circula continuamente por el circuito cerrado: desciende, se calienta (o enfría, si es verano) y sube de nuevo, accionado por una pequeña bomba.
En este punto, el medio circulante cede su calor (o frío) al refrigerante y a continuación éste al medio empleado para la calefacción sea aire o agua. Seguidamente, el fluido vuelve a descender por el circuito situado en las perforaciones del terreno para obtener más calor, o cederlo en verano.
La climatización de edificios mediante Energía Geotérmica puede ser utilizada tanto en viviendas unifamiliares, como plurifamiliares. Además, de edificios destinados para hoteles, naves industriales, colegios, hospitales, polideportivos, centros comerciales, fábricas o explotaciones agrícolas.
Las ventajas de la energía geotérmica son las siguientes:
Desde un punto de vista técnico, las principales ventajas son:
Las desventajas de la energía geotérmica son las siguientes:
En realidad, solo una pequeña fracción de nuestros recursos geotérmicos está siendo explotados hoy en día. El mayor hándicap de este sistema es la desfasada tecnología existente para su creación, con lo que conlleva a una mayor inversión económica inicial para implantarla que la necesaria para instalar otros sistema renovables. Sus bajos coste de mantenimiento consiguen equilibrar la balanza económica, siendo un sistema rentable a largo plazo.
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